La expansión de los cultivos de cáñamo industrial
El cáñamo es un cultivo en expansión. A diferencia de su hermana proscrita, la marihuana, el cáñamo para uso industrial es una planta plenamente legal cuyo cultivo puede ser, incluso, beneficiado por subvenciones de la Unión Europea.
A simple vista nada diferencia al cáñamo de la marihuana, la razón, son la misma planta: cannabis sativa L, sin embargo, el cultivo de la marihuana y su venta están penados, a diferencia del cultivo de cáñamo con fines industriales que como decíamos anteriormente es perfectamente legal. El motivo la diferencia en los porcentajes de THC (tetrahidrocannabinol). De esta forma, la parentela con la marihuana obliga a cumplir con ciertas condiciones, las cuales son bastante estrictas y su no observancia puede implicar riesgos serios, incluso penales. Se da la circunstancia que existen multitud de fuentes de información erróneas y desactualizadas que no ayudan en este sentido, es por ello qué antes de cultivar cáñamo industrial es fundamental asesorarse en alguno de los distintos despachos de abogados especialistas en la materia, como por ejemplo S&F abogados
Una planta con mucha historia
El cannabis sativa L es una planta milenaria, que cuenta con multitud de variedades distintas, durante siglos, el cáñamo se cultivó para responder a las necesidades más diversas. En la actualidad sirve, por ejemplo, para producir aceites ricos en grasas omega 3, o para fabricar celulosa y, por tanto, papel. Últimamente su uso se ha disparado como material idóneo para construcciones respetuosas con el medio ambiente, y se habla de su gran potencial como biocombustible. Aunque su uso más habitual durante mucho tiempo fue el textil: el cáñamo permite producir unas fibras de gran resistencia. No en vano, fue el material utilizado en las velas y las cuerdas de las tres carabelas que, comandadas por Cristóbal Colón qué arribaron a América en 1492.
Requisitos y usos del cáñamo industrial
Pues bien, el cultivo de esta planta está creciendo, a la vista de las enormes posibilidades comerciales que ofrece. Entre ellos, está la obtención de CBD (Cannabidiol), otro de los múltiples componentes que tiene la planta, en este caso y a diferencia del THC, no es psicoactivo, y su demanda para uso cosmético, sustitutivo del tabaco o incluso medicinal está aumentando exponencialmente. También se usan las semillas para aceites, saborizantes y en la industria cosmética. El tallo sigue utilizándose para lechos de animales y, últimamente, en la bioconstrucción o por la industria automovilística.
En la Unión Europea, se considera cáñamo a las variedades o cepas con un porcentaje de THC inferior al 0,2 %, además, deben cumplirse otros requisitos, el principal de ellos, es que esas semillas deben estar certificadas, así la UE garantiza que las plantas tienen un bajo contenido de THC. De esta forma, los cultivadores deben estar en disposición de presentar este certificado ante las autoridades, además de la factura de comprar de las semillas en un proveedor autorizado. Por supuesto el cultivo debe ser autorizado previamente a nivel administrativo.
El cultivo de cáñamo es plenamente legal, y en toda la geografía Española y especialmente en las zonas con climatología suave y bajo nivel de precipitaciones se está produciendo una expansión sin precedentes en los últimos años, multitud de empresas y autónomos, ven en este producto de alto valor añadido una oportunidad de negocio para rentabilizar las explotaciones agrarias, muy castigadas por la depreciación de otro tipo de cultivos más tradicionales.
En resumen, el cáñamo industrial es un cultivo plenamente legal, pero sujeto a una normativa estricta de certificación y control, por lo que conviene asesorarse bien antes de comenzar a plantarlo.