CIENCIA

Estrés puede perjudicar el sistema inmunológico


El estrés es un estado de cansancio mental muy común. La OMS lo define como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción”. Es decir, es una respuesta física del cuerpo ante una situación o desafío que lo haga sentir frustrado, furioso o nervioso. Por ejemplo, una reacción provocada por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal.

En ocasiones, estas reacciones pueden ser positivas ya que nos obliga a esforzarnos más de lo normal. También nos ayuda a adaptarnos a los cambios. Sin embargo, no todo el mundo se estresa por las mismas situaciones, dependerá de la manera en que percibamos el problema y de los recursos que dispongamos para afrontarlo. Cuando el estrés dura mucho tiempo, suele provocar diversos trastornos físicos y mentales, lo cual puede causar problemas de salud.

El estrés crónico dura por un período de tiempo prolongado. Cualquier tipo de estrés que continúa por semanas o meses se denomina estrés crónico, y puede afectar a determinadas respuestas del sistema inmunológico, el encargado de defender a nuestros organismo de agentes patógenos y enfermedades.

Una investigación llevado a cabo en la Universidad Estatal de Ohio señala que nuestras emociones tienen una relación directa con los procesos fisiológicos y la respuesta inmunitaria. Por su parte, de acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Health Psychology, el estrés crónico puede aumentar la susceptibilidad a determinadas enfermedades inflamatorias como alergias y afecciones cardiovasculares o autoinmunes como la artritis reumatoide, la hepatitis autoinmune, celiaquía, el lupus, entre otros.

Según la investigación realizada por científicos de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, el estrés crónico parece afectar a la capacidad de respuesta del sistema inmune ante las hormonas glucocorticoides, que son las responsables de iniciar una reacción inflamatoria tras una infección o lesión.

Sin embargo, no solamente el estrés afecta al sistema inmunológico, sino también la ausencia de proteínas que favorecen la absorción de zinc, un oligoelemento esencial que las personas necesitan para mantenerse saludables. El zinc ayuda a la formación de nuevos glóbulos blancos, fortaleciendo nuestra defensas. Pero, el déficit de zinc se ha relacionado con un sistema inmunitario débil que predispone a sufrir enfermedades.

Éstas pueden ser simples molestias “como el resfriado común”. Se estima que muchas personas mayores de 61 años no consumen una cantidad suficiente de zinc, lo que debilita su sistema inmune y las predispone a padecer infecciones del tracto respiratorio y del sistema gastrointestinal, o patologías mucho más graves como el cáncer.

Por esta razón, la alimentación cumple un rol clave para fortalecer el sistema inmune. Este oligoelemento abunda en los alimentos de origen animal. En la alimentación saludable es importante integrar alimentos ricos en fitoquímicos, prebióticos, vitaminas y minerales, como la vitamina E, zinc y selenio, entre otros.


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