Estas prácticas de publicidad despiertan el instinto asesino de los consumidores
El mundo de la publicidad es visto por muchos como un mundo en donde reina el glamour, el dinero y las grandes producciones dignas de la industria hollywoodiense.
Sin embargo, también cuenta con una cara oculta en la que el engaño y la superficialidad son las notas predominantes.
Aunque poco a poco parece que la imagen de cara a los consumidores mejora gracias a la introducción de nuevos formatos, canales y herramientas que convierten las campañas en algo más que en una venta de productos, parece que el público sigue teniendo reticencias sobre algunas prácticas de la industria.
Por ello, recapitulamos las 10 cosas que más odian los consumidores de las campañas publicitarias:
1. Que sean disruptivas
Es una de las principales quejas de los consumidores. En un panorama en el que la saturación de mensajes es la norma, los marketeros hacen todo lo posible por alzar su voz en medio del jaleo publicitario.
Sin embargo, la sobreexposición de campañas, el aumento del tiempo de descarga de las páginas por culpa de los anuncios solo lleva a la destrucción de la experiencia de usuario.
2. Disfrazar la verdad
Aunque la publicidad permite ciertas licencias creativas como la exageración para hacer más atractivos los mensajes, pasarse puede llevar a la decepción de muchos consumidores al sentirse engañados o confundidos.
Y en este sentido la industria cosmética se lleva la palma al mostrar la «magia» de productos que eliminan arrugas en 5 minutos o mujeres que no responden al prototipo real.
Disfrazar la verdad no siempre es una buena idea, sobre todo, a largo plazo.
3. Anuncios de medicamentos
Ha sido un tema de debate durante largo tiempo en numerosos países pues, todavía se duda de la necesidad de anunciar estos productos al público en vez de a los médicos.
Fomentar la automedicación en los spots mostrando personas en estado febril puede llegar a molestar a los consumidores.
4. Anuncios pre-roll
Es uno de los formatos que más molesta a los usuarios pues, para acceder en plataformas como YouTube a los contenidos que desean ver deben antes visualizar un anuncio aleatorio y poco relevante que, aun encima, no pueden saltar.
Y quizá puedan perdonarlo cuando se trata de un vídeo largo pero no lo harán nunca en un contenido de 3 minutos.
5. Volumen demasiado alto
Seguro que alguna vez ha notado que ciertos anuncios tienen un volumen muy superior al del programa que está viendo, algo que es realmente molesto al interrumpir el momento de relajación y disfrute. El nivel de rechazo es proporcional al de volumen.
6. Demasiados anuncios
Es un tema polémico en la televisión en nuestro país y son numerosas las multas que los organismos de regulación han impuesto a los principales grupos de comunicación por saltarse la ley.
Los usuarios, por su parte, recurren frecuentemente a las redes sociales para dejar ver su enfado por la excesiva cantidad de anuncios sobre todo en prime time.
7. Anuncios irrelevantes
Se trata de adecuar la visualización del anuncio al contexto. Si se trata de un evento deportivo, las marcas como Adidas o Nike tienen su oportunidad pero quizá no la tendría una de pañales.
Hay más probabilidades de conseguir la atención del consumidor si se tiene en cuenta el contexto, sino será solo una pérdida de dinero para las marcas.
8. Anuncios culpabilizadores
Aquellos spots que ponen al consumidor en una mala situación para después proponerle como mejorarla con el producto que anuncia, no es la mejor estrategia para conseguir su fidelidad.
A los consumidores no les gusta que les digan lo mala que es su vida por no tener un coche de lujo o una casa en la playa.
9. Hacerles creer que los protagonistas de los spots son gente real
Esta práctica roza la delgada línea del engaño y se da de manera frecuente en la llamada teletienda en donde las personas cuentan sus historias y experiencia con los productos que tratan de vender.
10. Demasiado contenido sexual
Es muy frecuente, hoy en día, ver cómo las marcas recurren a la desnudez o el erotismo para atraer las miradas de los consumidores.
Pero lejos de llamar la atención, lo único que consigue es desatar su ira sobre todo, cuando no hay un motivo que respalde este tipo de contenidos.
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Fuente: Marketingdirecto.com
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