BREVES

¿Es la privacidad enemiga del progreso?


¿Cómo pueden las compañías equilibrar las conflictivas denuncias sobre el respeto a la privacidad y estudiar el comportamiento de los clientes para desarrollar mejores productos? La privacidad de los datos está últimamente muy a menudo en nuestros titulares. Como consumidores, está claro que todos nosotros tenemos mucho mejor olfato sobre qué organizaciones tienen permiso para saber sobre nosotros…

Así que… ¿qué diría si hubiera un sistema tan penetrante que permitiera saber absolutamente todo sobre usted? ¿que supiera cuándo compra una taza de café, cuánto paga por su hipoteca, cuánto dinero gasta en el colegio de sus hijos o dónde le gusta comprar?

Esto no forma parte de una pesadilla de Orwell, sino de algo mucho más prosaico. Bajo el sistema de crédito del consumidor, los bancos pueden compartir nuestra información personal financiera; por lo tanto, tienen el ojo avizor para comprobar en quien pueden y en quien no pueden confiar a la hora de pagar sus facturas.

En el clima actual, la explotación de este tipo de información financiera detallada puede ser suficiente para que el más respetable individuo se estremezca de miedo. Pero como consumidores, felizmente “rechazamos” nuestros derechos a la privacidad cada vez que firmamos con un proveedor de tarjetas de crédito.

De muchas formas, la privacidad es el enemigo de los grandes negocios. El objetivo de toda gran corporación u organización es saber todo lo que puedan sobre sus clientes, para así poder satisfacer sus necesidades. Esta es la base de cualquier sistema de atención al cliente, que intenta aprender y retener la mayor cantidad de información posible sobre el cliente.

Las compañías intentan alentar a sus clientes a renunciar a sus derechos a la privacidad tan a menudo como pueden. De esta manera, las empresas pueden obtener la información que necesitan sin necesidad de romper el Acta de Protección de Datos. Si el consumidor accede a contar a la compañía todo acerca de si mismo… ¿Cómo puede el comisionado emprender una acción contra ellos?

Un buen ejemplo de esto es la manera en que los supermercados han animado al uso de las tarjetas de fidelización del cliente. A cambio de descuentos, los clientes están obligados a rechazar sus derechos a la privacidad y permitir al supermercado mantener un registro electrónico de lo que compran y cuándo lo compran.

Otro ejemplo del creciente uso de tecnología basada en la localización se basa cuando los clientes ceden sus números de teléfono móvil para asegurarse de que serán alertados de las ofertas tan pronto como pasen por una tienda que participe en la promoción.

Como consumidor, estoy contento cuando recibo un email de un sitio web que ha valorado mis compras pasadas y me manda ofertas similares para que las examine. ¿Es una invasión de la privacidad cuando tu amigable tendero local te pregunta por tu mujer y tus niños y te hace saber que hay una oferta especial en pack familiares de pasta de dientes esta semana? Difícilmente le darás un puñetazo en su cara por invadir tu espacio personal, ¿no?

Pero como el jefe ejecutivo de Oracle, Larry Ellison, apuntó en el reciente evento mundial OracleApps en San Diego, no es fácil en algunas áreas ganarse el permiso del público para compartir su información personal por el bien común.

“Es particularmente problemático en el sector de la salud, donde los historiales de los pacientes están sujetos a gran cantidad de regulaciones de privacidad. Pero como pacientes, seguramente consentiríamos en permitir que nuestros historiales estuvieran al alcance de otros sistemas siempre que nos beneficie y permita a los doctores realizar mejores diagnósticos”

La tecnología de ofrecer al consumidor un mejor servicio existe. Ahora bien es cuestión de asegurarse que las correctas estrategias de marketing son puestas en juego para utilizar la información personal en beneficio tanto de la empresa como del consumidor.

Artículo extraido de ITWeek , traducido y adaptado por José Miguel Aguilar para LaFlecha.

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